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Carta del Decano

 
 
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          Comienza un nuevo año judicial aparentemente marcado por la perniciosa inercia gubernamental y por el no menos dañino desencanto de cuantos nos dedicamos al mundo del Derecho. Efectivamente, las dotaciones presupuestarias para Justicia continúan siendo insuficientes y, como consecuencia de ello, faltan jueces y juzgados, medios materiales adecuados y falta formación, mucha formación para cuantos nos afanamos en procurar a nuestros semejantes el reconocimiento y la materialización de los derechos que les corresponden.

          Pero, sobre todo, continúa sin definirse el modelo de Administración de Justicia que precisa nuestra sociedad. Cegados por el árbol de la pertinaz insuficiencia de medios personales y materiales, no conseguimos ver el bosque de un modelo de Justicia trasnochado, prácticamente preconstitucional, que progresivamente va ganando críticas y perdiendo adeptos y que no consigue satisfacer las reales necesidades de la sociedad a la que sirve. Unicamente el tan publicitado Pacto de Estado para la Justicia constituye una luz para la esperanza.

          No obstante lo anterior, la Abogacía asumirá, otro año más, su decidida vocación de agotar todas las posibilidades a su alcance por conseguir el ideal de Justicia. Continuaremos colaborando con los gobiernos y con las administraciones públicas, denunciando carencias, informando cuantos proyectos lleguen a nuestro conocimiento y proponiendo cuanto, a nuestro entender, proceda. Y sobre todo, continuaremos intentando mejorar nuestras actuaciones profesionales, garantizando, en todo caso, el mejor derecho de defensa dentro del campo competencial que nos es propio, con mayor ilusión e ímpetu, si cabe, que lo venimos haciendo.

          En el presente boletín encontraréis el nuevo Código Deontológico español aprobado por el Consejo General de la Abogacía Española en el Pleno celebrado el día 30 de junio del 2000 y que entrará en vigor el próximo día uno de octubre. Os ruego encarecidamente que asumáis el contenido de este nuevo texto con la convicción de que su marcada carga ética ha de ser la mejor salvaguarda de nuestra profesión, nuestro marchamo de prestigio y de calidad y el más sólido argumento para exigir la delimitación del perímetro de nuestro exclusivo campo profesional proveyendo al sistema de eficaces mecanismos para expulsar de él a intrusos y zurupetos.

          En el ámbito territorial de nuestro querido Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza, acometemos la aprobación de nuestro Estatuto, en el que no sólo deberemos desarrollar las normas del Código Deontológico del C.G.A.E., sino que además, deberemos incorporar a él todas aquellas disposiciones que resuelvan los problemas del ejercicio de la profesión al comenzar el siglo XXI, y singularmente el modelo de financiación del propio Colegio. Como casi siempre, este Decano, ya por poco tiempo, os pide un esfuerzo individual y colectivo para realizar críticas, propuestas y cualquier tipo de aportación para que el nuevo Estatuto sea un texto normativo de todos para todos y, a ser posible, con la mejor calidad material que, en tantas ocasiones, ha distinguido a nuestra Corporación.
  
  

Carlos Carnicer Díez